El género Cestrum engloba decenas de plantas solanáceas americanas, la mayor parte de ellas de Sudamérica. Todas ellas son bastante tóxicas por ingestión, y varias se han popularizado para su uso ornamental, como el coralito, la dama de noche, el galán, etc. El nombre del género deriva del griego kestron, 'buril', que al parecer utilizó Dioscórides para una planta similar a la menta. En cuanto a elegans, en latín significa 'elegante'.

En parques y jardines se puede encontrar también su híbrido C. newellii, de flor escarlata, cáliz y corola glabros; y muchas veces es difícil de distinguirlo del C. fasciculatum, que es más pequeño y flor rosa púrpura.

El coralito es una especie originaria de México. Fue introducido en Europa durante el siglo XIX, una época en la que, tras las grandes expediciones científicas del siglo anterior, muchas de las plantas traídas a Europa de otros continentes habían empezado a aclimatarse y a desarrollarse incluso de forma natural, espontánea. Conforme se afianzaba el proceso de globalización que hacía del mundo un lugar más homogéneo, debido en gran medida al empeño de las potencias coloniales, muchas especies dejaban ahora de ser exóticas para ser así gradualmente habituales.

A hacer del mundo un lugar más pequeño contribuyeron precisamente esas expediciones naturalistas, importando y cultivando plantas de diferentes lugares del planeta en regiones que no eran las suyas originarias. Consecuencia de ellas fue, durante la segunda mitad del siglo XVIII y gran parte del XIX, la fundación en diversas naciones europeas, y por iniciativa estatal en su mayoría, de jardines botánicos que, al fin y al cabo, servían como espacios de representación de los dominios de los estados coloniales que los crearon. Desde ahí muchas plantas americanas como el bello coralito, con flores cuya tonalidad recuerda al coral marino, se destinarían a ser usadas por sus cualidades ornamentales en otros jardines.